Desde hace unos 20 años llueven las justificaciones para vender el vino de Rioja con contraetiqueta genérica.
Que si la DOCa con su reglamentación es un corsé que oprime la panza de las bodegas, que si todos los vinos no aguantan el paso por barrica, que si la capacidad de 225 litros que establece el reglamento para la madera, supone una limitación a la mano divina del autor y otras sartas de argumentos técnico-comerciales que revindican la libertad de acción para un montón de bodegas que se ven sin respiración por tales constreñimientos. Lo que no he visto en ningún caso ha sido el libre abandono en el registro, lo que me hace pensar que puede que haya una profunda meditación para considerar las ventajas e inconvenientes que supone la permanencia en el censo. Es decir que la axfisia técnica que producen las limitaciones del reglamento se ven compensadas con creces por otra serie de beneficios que a mí se me escapan.
Contrario a la lógica parece que la categoría de gran reserva - la más prestigiosa de Rioja- haya ido despareciendo de los portafolios mientras se le tachaba de obsoleta para la actual demanda. Pues no, lo que se lleva ahora es hacer dinero del vino cuanto antes y para eso la genérica es estupenda, porque prácticamente en el año de la cosecha se podría cobrar el vino, si no fuese porque en los tiempos que corren lo de cobrar sufre algún que otro retrasillo.
"Si yo fuese un joven entusiasta..." Y me pudiera jubilar a los 67 y considerando que llevo desde los 16 de aprendiz, haciendo toda clase de trabajos en la viña y la bodega, llegaría a responsabilizarme de ¿Cuantas añadas de gran reserva? ¿De 15, de 20? ¿O es que todos los años vamos a elaborar gran reserva?
Alguna herencia tendré que tener para ir tirando de ella mientras llegan los primeros frutos, porque lo de conseguir dinero del banco, hoy por hoy está crudito.
Parece evidente que no se puede mantener una empresa "con recursos limitados" elaborando sólo reservas y grandes reservas a no ser que tengas una buena herencia y sepas administrarla. No vaya a ser que de repente te cargues todo el concepto de vino que heredaste embotellando, con la marca mimada por tus ancestros, auténticas tisanas de roble que hacen las delicias de la cuenta de resultados trimestral en el mercadillo de turno- que hay gente pa tó- pero que poco a poco van sembrando la desconfianza e incluso la ira de los consumidores que algún día incluso- y entre los que me incluyo- veneraron Viña Real, por poner un ejemplo.
En estas circunstancias, y si ni las contraetiquetas, ni la marca, ni nada ofrece confianza para descorchar una botella, habrá que echarse a la venta ambulante procurando no repetir en los mismos mercadillos.
2 comentarios:
Por el título del artículo pensaba que ibas a hablar de la serie. Que hoy están vendimiando a escondidas y cuando pasa un coche se agachan para que no les vean...
Es que a esa hora, con un ojo cerrado y otro abierto veo Castle, una serie en la que las copas de vino están bastante bien puestas.
Mira que ayer cuando me pidió excusas Calsberg por interrumpir mi programa favorito, podía haber zapeado a GR, pero no me acordé.
¿Por qué vendimiaban a escondidas?¿Estaban robando?
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