La segunda jornada iba a resultar agotadora. El amigo Pascual había accedido a recomendarnos un par de buenos viticultores de Anjou que estuvieran presentes con sus vinos en el Salón. Y ese día, que para nosotros iba a ser el último de la fería, no podíamos desperdiciar el precioso plantel.
Vincent Ogereau nos abrió las puertas agradecido y con sus grandes manos nos sirvió en las copas toda su gama de Anjou, Savennières y Coteaux du Layon. Aquel botritizado del 1996, Clos des Bonnes Blanches, no lo pude escupir.
Luego una vertical de muscadet de Pierre Luneau Papin, desde 1982, me pilló a traición. Sorprende como evolucionan los vinos de la melon de bourgogne.
Los Vouvray de François Pinon marcando terroir y ph y la sutil elegancia de los de F. Chidaine, también con sus Montlouis, los probamos a la carrera porque la visita a sus respectivas casas la teníamos programada para los días posteriores, lo mismo que D. Huet y D. Landron.
Los rústicos tintos amables que cultiva y elabora Emyle Heredia en Coteaux de Vendômois y el Roches Neuves de Thierry Germain en Saumur ¿O estos fueron el día anterior y este día hubo más? Es lo que tiene no tomar nota sobre el terreno, pero claro no se puede estar a todo a la vez.
Así que tomando aire y agua, llegamos a Domaine de la Bergerie, otra recomendación de Pascal.
Anne Guégniard comprendió la situación y accedió, con mucho tino, a servirnos unos 10 vinos entre secos y molleux. Sólo lo más representativo de su bodega, le había pedido. Elegantes y profundos Anjou y Savennières blancos secos, un apetecible y fresco Rosé de Loire y el nada empalagoso Cabernet d´Anjou. Un joven muy prometedor Anjou tinto, unos moelleux Coteaux du Layon y Quarts de Chaume que se situaron entre lo más alto en mi escala de valores, dentro de la categoría de vinos dulces.
Ya de retirada volvimos a pasar por el mostrador de Thomas Labaille donde, esta vez sí, pudimos comprobar que sus vinos de Chavignol resultan tan auténticos como él.
La fase más intensa de la maratón de vinos había terminado. Con las libretas repletas de notas, los bolsos de papeles desordenados, la cabeza de ideas, frases y expresiones trilingües y la boca en carne viva, nos retiramos al chalecito con barbacoa donde nos esperaban nuestros vinos y los quesos para ir ordenandolo todo un poco.
Aquella misma noche anoté:
"Sí, está bien este vino, pero no es un sancerre y lo que quiero es un sancerre" Hablaba con espontaneidad monsieur Gitton de uno de sus vinos, sin ánimo de representar el papel de vigneron ideal con un discurso aprendido. Y ojo, que cuando alguien está convencido de lo que dice y lo demuestra con lo que hace, se nota. Además tampoco tenía motivo. Incluso ni se percató de que sus palabras se me habían descargado en el escritorio.
Ésto me llegó a mi alma riojana. Todavía estoy haciendo memoria, imaginando que otro viticultor bodeguero conocido podría haber dicho y hecho algo semejante.
Luego leo aquí ésto, que según mi interpretación literal resultaría más o menos así:
El concepto AOC se materializa en el concepto de terroir
El concepto de AOC está basado en la asociación de un territorio, de una o numerosas variedades y de un savoir-faire.
Esta peculiar asociación confiere a los vinos unas características inimitables porque no son transferibles a otros lugares.
De esto se deduce que el vitivinicultor debe de estar al servicio de su terroir y tanto la elección de las variedades como las prácticas enológicas deben fortalecer la expresión a través del vino.
Y es que no en vano el lema del salón para este año fue:
Toute la richesse d'un terroir mise en lumière
Definitivamente, Loira y Rioja son modelos distintos.
2 comentarios:
Juan Carlos, es de agradecer tus comentarios sobre los vinos, y sus gentes, además de poder intuir en esos retazos como el vino es un modo de vida, que tiene más peso uncluso que un medio economico de vida. Claro que esta última cosa es importante también, pero en algunos lugares esto ha sido mal entendido, o asi lo creo e intuyo.
Por otro lado tremenda la frase. "Toda la riqueza de una tierra sacada a la luz", otra prueba que nos guia en las ideas anteriores,
Gabriel.
Es que parece claro, Gabriel, que las personas forman parte del terroir, que es algo más que un palabro francés que sirve para escribir las notas de poesía en las etiquetas y porfolios.
Por otra parte, ese modelo de vitivinicultura no es único, hay otros en los que la ubicación del alma de los vinos reside más cerca de los ensamblajes o en prácticas de bodega y pueden ser igual de válidos.
Creo que lo verdaderamente importante es saber lo que se quiere, que no por obvio resulta tan habitual.
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