-Dos cañas, una sin y dos crianzas.
No hace falta ni pedir marca, el mercado te sirve lo que pide que no es otra cosa que un vino oscurito que pueda venderse entre 1,30 y 1,50 iva incluido, por 1/8, como mucho, del líquido que contiene la botella amparada por la categoría crianza. Así que quien quiera poner precio a su marca y que tiren sus vinos en el chiringuito del pueblo, que encienda la calculadora.
Claro que el cliente pide un crianza y, ante la pantalla de etiquetas en oferta, se da por vencido sin rechistar. Al fin y al cabo a lo que pasaba por allí era a compartir un rato con los amigos o simplemente a ver el percal para airearse y no iba a ser cuestión de llamar la atención del camarero y de la clientela. ¿Cuánto te debo? Adios. El vino es lo de menos. Bueno a veces un obstáculo a salvar si se pretende hacer vida social por las tabernas. Nada que no soluciene un botellín de cerveza frío, de la marca que sea.
Eso les decía, que aquí salimos de vinos por el mero hecho de alternar, de estar con los amigos y de saludar a los conocidos en comunión.
Y hace un montón de tiempo que no salía a pasar un buen rato, de bar en bar en agradable conversación de fondo.
Óscar es matemático, matemático e hijo de antiguos restauradores. Vamos, profesor de matemáticas, para entendernos y buen aficionado al vino porque le gusta al margen de las etiquetas, que desde sus números tiene el privilegio de adoptar una magnífica perspectiva de las cosas.
Así que ya se podrán imaginar sobre que temas abundamos, además de los concernientes a nuestra chiquillería, que juega y alterna a su manera en nuestra periferia y a veces por medio. Por la calle San Juan por la Laurel, Portales y el Moderno, de vinos y a veces de matemáticas.
Mi amigo ve esto de los números como lo que debe de ser, lógico, sencillo, inmanente a la Naturaleza, al universo, a la vida y a las cosas. Y yo le digo que lo comparto, aunque es una disciplina de la que jamás tuve un buen maestro y que por éso me resultó imposible adquirir el mínimo sistema de conocimiento para ir más alla del aplastante 2+2=4.
El otro día le pedí que me explicara a grandes rasgos lo del número de oro, la proporción áurea, la divina proporción. Me lo explicó y comprendí algo, lo resumió en una fórmula y me recomendó que navegará en su búsqueda por la red donde para mi sorpresa me encontré con la poesía de Rafael Alberti en sus Poemas de Destierro.
LA DIVINA PROPORCIÓN
A ti, maravillosa disciplina,
media, extrema razón de la hermosura,
que claramente acata la clausura
viva en la malla de tu ley divina.
A ti, cárcel feliz de la retina,
áurea sección, celeste cuadratura,
misteriosa fontana de mesura
que el Universo armónico origina.
A ti, mar de los sueños angulares,
flor de las cinco formas regulares,
dodecaedro azul, arco sonoro.
Luces por alas un compás ardiente.
Tu canto es una esfera transparente.
A ti, divina proporción de oro.
A ver empezado por aquí, amigo Óscar, aunque la botella de X-elis 2005, que es lo más semejante a esa proporción que intuyo, apúntatela igualmente en el haber. O mejor prepara un bacalaito como tú sabes que lo pesco en la joyería-pescadería Marino.
2 comentarios:
No sabía que hubieras hecho la Comunión...
Pero´aún así, todo eso te pasa por salir a tomar unos vinos. Pero si eso no se lleva ya colega!
Buahhh, estás anticuado...
Por cierto, una vez pedí una caña en otra provincia y me sirvieron cierto bollo de crema...Sin duda, muy proporcionado.
Un saludo
Aquí toca comunión casi todos los días, aunque a uno le den más ganas de agarrar El agricultor autosuficiente y la azadilla y echarse al pueblo. Muchos lo pensamos pero casi nadie lo hace. Unos por el ortodoncista de los chiquillos, otros por la hipoteca, etc. Disculpas hay a montones.
De lo que sí empiezo ya a abusar es de beber mis propios vinos en mi casa. Uno ya no está para buscar por ahí sin conocimiento, sorpresas. Poco, pero bien contrastado.
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